Un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge que trabajan en el Instituto de Weizmann, en Rehovot (Israel), ha conseguido crear células germinales primordiales, que pasarán a convertirse en óvulos y espermatozoides, a partir de células madre de embriones humanos.
El estudio ha sido publicado en la revista Cell y es la primera vez que se consigue obtener células germinales primordiales empleando células madre humanas (ya se había conseguido con roedores).
Según la doctora Naoko Irie, autora del trabajo del Wellcome Trust/Cancer Research UK Gurdon Institute en la Universidad de Cambridge, este descubrimiento ha servido para observar las diferencias entre el desarrollo embrionario en humanos y roedores, lo que significa que los resultados obtenidos en ratones y ratas no pueden extrapolarse directamente a humanos.
El profesor Surani, del Instituto Gurdon y director de la investigación, y sus colegas encontraron el gen SOX17, que resultó fundamental para hacer que las células madre humanas se convirtieran en PGC (células germinales primordiales). Este gen en ratón no está involucrado en el proceso, siendo la diferencia clave entre ambas especies. Se sabía que SOX17 participaba en la diferenciación de las células madre a células endodérmicas, pero no a PCG.
El grupo también demostró que esto se podía conseguir a partir de células adultas reprogramadas, lo que permitirá realizar estudios sobre la línea germinal, la infertilidad o tumores de células germinales humanas en un paciente determinado.
Por otra parte, este descubrimiento también ayudará a entender el proceso de la herencia “epigenética”, es decir, conocer los efectos del medio ambiente sobre nuestros genes. El medio ambiente (la dieta, fumar, etc.) puede afectar a los genes, mediante un proceso conocido como metilación, haciendo que la expresión de los genes se active o se inhiba. Este patrón de metilación se transmite a la descendencia. El profesor Surani y sus colegas han demostrado que durante la etapa de diferenciación PGC, se inicia un proceso para borrar esos patrones de metilación. Sin embargo, los rastros de esos patrones pueden ser heredados, aunque no está claro por qué podría ocurrir.
“Las células germinales son “inmortales” en el sentido de que proporcionan un vínculo duradero entre todas las generaciones, llevando información genética de una generación a la siguiente. El borrado completo de información epigenética asegura que la mayoría, si no todas, de las mutaciones epigenéticas se eliminan, promoviendo el “rejuvenecimiento” del linaje y permitiendo generaciones sin fin. Estos mecanismos son de mayor interés para entender las enfermedades relacionadas con la edad, que en parte podrían deberse a acumulación de mutaciones epigenéticas”, concluye el profesor Surani.
Fuente: rtve.es